De cómo Rajon Rondo y los Celtics le robaron la Final a los Magic
Robbin Barberan - 23/05/2010 19:17
Está siendo unos playoffs extraños estos de la NBA en 2010. Varios sweeps y equipos incapaces de competir contra sus rivales están anticipándonos una más que probable final entre Lakers y Celtics a marchas forzadas.
Estos últimos, los de Boston, están completando una postemporada digna de quitarse el sombrero, como ése que el duende de su escudo lleva. Tras una temporada regular en la que la buenas sensaciones para los Celtics brillaron por su ausencia, las prematuramente “jubiladas” estrellas Celtics están dando la campanada en los Playoffs.
Están jugando un baloncesto sensacional, gracias a la recuperación de muy buenas versiones de los mejores Paul Pierce y Ray Allen, las apariciones más frecuentes de un Kevin Garnett que parece haber dejado atrás su bajo estado de forma de la fase regular, y la implicación en el juego colectivo de complementos, ahora de lujo, como Glen Davis, Rasheed Wallace, Kendrick Perkins o Tony Allen. Además, y quizás por encima de todo lo anterior, también gracias a que un miembro más de su plantilla está alcanzando cotas de superestrella a marchas forzadas: Por supuesto, hablamos de Rajon Rondo.
El rebelde de los Celtics -ese chico malo que sigue llevando el logo de la NBA boca abajo en la cinta del pelo que luce en todos los partidos- ha dominado las series ante Cleveland, Orlando y Miami con una solvencia y una maestría desde el puesto de base que nos ha levantado de nuestros asientos en más de una ocasión. Está promediando 17,3 puntos, 10,7 asistencias, 5.8 rebotes y 2.14 robos de balón por partido. Se ha ganado el respeto de todos. Sobre todo, de sus veteranos y experimentados compañeros, que no dudan en alabarle y, como hiciera Paul Pierce, en decir que son ellos quienes deberían jugar para él, y no al revés.
Ha protagonizado jugadas de auténtico genio y está siendo clave en la fluidez ofensiva y el gran movimiento de balón con el que están ejecutando sus ataques los Celtics y, por supuesto, es una auténtica pesadilla para los bases rivales con sus robos. Ha convertido su capacidad para la recuperación de balón en arte, en una acción tan espectacular, o más, como pueda ser un mate o un tapón.
Buena prueba de ello fue lo ocurrido en el tercer partido de las Finales de Conferencia Este, en Boston. Corría el cuarto minuto del segundo cuarto, cuando un balón suelto salía del ataque de los Magic para llegar rodando hasta la otra pista. Jason Williams, confiado, volvía presto para recuperlo, mirando por encima de su hombro, hacia atrás, para ver si alguien le iba a disputar la posesión. No vio venir a Rondo.
El jugador de los Celtics se había lanzado al suelo, volando sobre el parquet para alcanzar el balón. El resto de la jugada ya ha dado varias veces la vuelta al mundo. Uno de los robos de balón más espectaculares que se haya visto nunca. Quizás no será tan recordado, ni tan importante, como aquél de Michel Jordan a Karl Malone en las finales de 1998, pero estará cerca.
La mano derecha entre las piernas de un Jason Williams -que empezaba a agacharse- para tocar el balón lo justo como para dejárselo franco a su mano izquierda. Una muestra clara de la diferencia de intensidad que están aplicando Celtics y Magic a esta eliminatoria. Williams ya no tenía nada que hacer. Rondo había decidido que ese balón sería suyo y así fue.
La jugada acabó en canasta, tras unos clamorosos pasos del propio Rondo, quien se levantó del suelo con el balón controlado. Sin embargo, ni siquiera para protestar ese tipo de cosas está la concentración de los Magic en estas Finales. Acaso la jugada fue tan deslumbrante que obnubiló las mentes de todos los allí presentes, incluidos árbitros y rivales.
Rajon Rondo, ese base que cada vez tiene más de genio que de diablo (acabará dándole la vuelta al logo, tarde o temprano), había maravillado a propios y extraños en una nueva muestra del arte de robar balones… y de cómo la concentración y la intensidad aplicadas al hambre de victorias hace ganar partidos.
Etiquetas: Boston Celtics, jason williams, Rajon Rondo
Lo único positivo de que los Celtics estén barriendo a Orlando, es que van a descansar unos días y quizás así se les bajen un poco las revoluciones. Mientras que parece que los Lakers van a tener que pelear aún un poco con los Suns y subir su intensidad si quieren pasar, que llevan unos partidos demasiado relajados. A ver si así cargan las pilas antes de enfrentarse a unos verdes que ahora mismo parecen imparables, y disfrutamos de unas finales de lujo!!!